viernes, 27 de marzo de 2015

Ellendor 5 (Obsidiana)

    Si tardo en subir capítulos es por los exámenes. De todas formas, este no me ha quedado muy bien. Bueno, ya lo subiré en Wattpad y como siempre se agradece cualquier comentario. 

    Kimi jadeó en el suelo. Tenía la visión borrosa. Notaba un sabor a cobre en la boca. Sangre. ¿Qué había pasado? Todo había ocurrido tan rápido que apenas lo había visto. Recordaba haber invocado a Fénix, el ave inmortal de fuego, que las nubes grises los habían rodeado, entonces un destello, un fuerte golpe y...nada más.



   - Vaya, igual me he pasado.- La voz de Liam sonaba como si viniera de lejos.
   - ¡Kimi!- Chilló Erika.
   - Tranquila... creo que en una hora o dos recuperara la consciencia.

    Kimi cerró el puño, enfadada. No. No podía perder. Dobló los brazos y empezó a levantarse. Oyó un grito ahogado, de Erika. Lentamente, se puso de pie. Respiraba con dificultad. Veía doble y tenía nauseas. El pelo castaño le caía sobre los ojos.

   - Creo que eres la primera aprendiz que aguanta esta ataque.- Comento Liam sorprendido.
   - Eso... quiere decir que... o tus ataque o los aprendices son los débiles.- Respondió.

    No la habían entrenado para perder. Aún si eso conllevaba poner en riesgo la vida. Una voz resonó en su mente "Los débiles no merecen compasión". Un escalofrío le recorrió la espalda al recordar de donde procedía. Su respiración se hizo más agitada. Su corazón comenzó a latir con más fuerza. El sabor a sangre se hizo más intenso. Poco a poco empezaba a perder el control. El aire a su alrededor comenzó a hacerse más denso y a enrarecerse. La magia llenó por completo sus venas. Dejó de sentir dolor. Ya no había marcha atrás, alzó una mano lentamente y empezó a recitar un conjuro. Sus ojos verdes resaltaban sobre su piel nívea y esbozaba una sonrisa cruel.

    Entonces, una luz dorada salió de su bolsillo. Se materializó entre ellos. Era Erial, exactamente igual que en el comedor, miró a Kimi furiosa. Está, abrió mucho los ojos y volvió a la normalidad.

    - ¡¿Se puede saber que haces?! - Gritó Erial. - ¡¿Quieres meterte en líos el primer día?! - Respiró hondo para calmarse.- En fin... veo que ya te has calmado. Creo que esto ha acabado en empate. Mírate, estás hecha un desastre.

    Alzó su mano derecha y un báculo dorado apareció de repente. Era muy elaborado. Un bastón dorado con relieves, y en la punta, una piedra azul. Tocó a Kimi con la piedra y, una luz dorada la envolvió. En unos segundos, estaba como si no hubiera pasado nada.

    - Espera un momento...- Intervino Erika.- ¿Quien eres tú?

    - Soy.- Comenzó el espíritu dado una vuelta sobre su pie.- Erial. La sacerdotisa celestial.- Acabo señalándose con el dedo gordo de la mano derecha.
    - Erika...

    Erial se giró y miró a Liam. Tras unos segundos, abrió la boca sorprendida.

    - Yo a ti te conozco. Antes te escaqueaste y no te ubique ¿Te llamas Liam verdad? - Continuó hablando ante el estupor de el chico.- Vaaaaya. Realmente has crecido un montón. Aunque, la verdad, hacía mucho tiempo que no te veía. Como catorce años. No eras más que un bebé la última vez.

     - Esto...- Liam estaba colorado y visiblemente incómodo.- Creo... que me tengo que ir.

    Retrocedía mientras hablaba. Cuando acabo, salió corriendo hacia la academia. Erial se encogió de hombros y se volvió contra Kimi.

    - Espero que esto no se vuelva a repetir.- Le advirtió.- Un placer conocerte pequeña.

    Saludo a Erika y se desvaneció.

    - ¿Quién era esa? - Preguntó la joven acercándose
    - Erial. Digamos que es...mi tutor legal o algo parecido.

    Comenzaron a caminar hacia la verja de Ellendor.

    - Pero...¿Y tus padres?¿Y tu familia?- Continuó enrollando un mechón de pelo azul en un dedo.
    - Yo...

     Siguió un silencio tenso e incómodo mientras atravesaban las puertas de metal y comenzaban a bajar la calle. Erika rápidamente cambio de tema.

    - Esto...- Comenzó dubitativa.- Amatista destaca por, como ya sabes, la Academia de Magia de Ellendor y... Por la Catedral Púrpura. Llamada así por las miles de gemas incrustadas que tiene. Además los relieves y las estatuas de los dioses a los que se rinde culto de su interior, que están muy detalladas, la han hecho famosa en el continente. Se reconoce desde lejos. De hecho, es el edificio mas alto con un imponente pináculo apuntando a los cielos. Dicen que en el solsticio de verano, el sol le da con un ángulo especial lo cuál hace que las amatistas reflecten la luz creando un espectáculo maravilloso. ¡Mira! Ya hemos llegado.

    Era tal y como la había descrito. En realidad, tenía la misma arquitectura que todas las catedrales del continente. Sin embargo, Kimi no había visto nunca. Con una escalinata que sube hasta un portón metálico siempre abierto. Tenía relieves de monstruos y bestias que subían hasta el firmamento. Kimi, lentamente, alzó la cabeza para seguir mirando. La punta se perdía entre las alturas. Al cabo de un rato se percató de que tenía la boca abierta. La cerró rápidamente.

    - Espera un momento...- Dijo girando la cabeza hacia Erika.- Has dicho "Los dioses a los que se rinde culto". ¿Qué dioses?
    - ¿Como que "qué dioses"? ¿A que te refieres?
    - ¿A que dioses se rinde culto?
    - ¿Pero cómo puedes no saber eso? - Kimi se encogió de hombros.- En fin... Tengo una idea. Te lo digo si me dices como es la comida del misterioso lugar del que procedes.

     Tras unos momentos para pensarlo, Kimi se encogió de hombros y asintió. De todas formas ¿Qué daño puede hacer contarle algo. Asimismo, necesitaba la información. Ella solo rendía culto a una diosa. No podía caer en esos errores.

    - Bueno, si te interesa...- Empezó Kimi.- Nunca había probado nada como la comida de aquí básicamente porque de donde vengo todo es... ¿Cuál es la palabra en lengua común? ¡Ah sí! Insípida. Todo sabía igual, a nada. Era simplemente el acto de alimentarse.
    - Pero...¿Habrás probado algo de camino a aquí verdad?
    - Realmente... Desde que salimos, Erial y yo, me he mantenido de magia.
    - ¿Magia?
    - Sí, es lo que hacen los espíritus de invocación para obtener energía. Normalmente es el invocador el que la suministra pero parece ser que se puede obtener de la naturaleza. A pesar de todo, es una práctica peligrosa que no se puede mantener mucho tiempo. El cuerpo humano necesita nutrientes, proteínas y demás. Creo que he perdido tres kilos en el viaje.
    - Desde luego como dieta para adelgazar triunfaría.
    - Bueno ahora cuéntame lo de los dioses.
    - Sí. Esto... ¿Conoces a los seis dioses, verdad?- Kimi asintió.- Bien pues es simplemente eso. Rezar a los dioses. Al del fuego, agua, tierra, aire, luz y oscuridad. Aunque hace tiempo que esta prohibido rendir culto a el dios oscuro.
    - Es una diosa.
    - ¿Eh?
    - La diosa de la oscuridad. Es mujer.
    - Ah claro. Según las escrituras, los dioses pertenecen a ambos sexos. O más bien creo que la expresión correcta es que no pertenecen a ninguno. Por eso se representan unas veces como hombres, y otras, como mujeres.
    - Comprendo.

    Iba a preguntar algo más, pero entonces se dio cuenta de que había dos soldados de la milicia mirando hacia ellas. Había tenido suficientes problemas con la milicia como para reconocerles de lejos. Así que comenzaron a bajar la calle. Se alejaron de la catedral y recorrieron la ciudad. Kimi seguía dando vueltas a la prohibición del culto a la diosa. Poco a poco, las sombras se alargaron y el sol comenzó a ponerse. Las campanas empezaron a sonar. Su tañido lleno la ciudad. Regresaron a la academia justo antes de que cerraran las puertas.


    - Mañana hacemos los exámenes de ingreso.- Comenzó Erika mientras se cepillaba su larga cabellera azul.

    Kimi, que estaba ojeando uno de los libros que le había comprado Erial, sentada en la silla del escritorio, levantó la cabeza.

    - ¿Exámenes?- Preguntó.
    - Sí, pruebas escritas. Bueno, dado que somos alumnos de primer año, no saben cuál es nuestro nivel. Por lo tanto, no saben en cuál ponernos. Aunque parezca raro, muchos alumnos de primer año ya saben mucho sobre la magia. Los nacidos en familias de magos han crecido con conocimientos.
    - Emm..,
    - ¿Te puedo contar un secreto?
    - Si quieres...
    - Yo ya tengo un estilo mágico.

    Se dirigió al escritorio y cogió una hoja de papel.
 
    - No es tan espectacular como la invocación, la transformación, la evolución o la magia elemental. De hecho, es una magia bastante infantil. La escogí porque era bastante fácil.

    Con hábiles movimientos, hizo una pajarita de papel. Le acarició la cabeza y, comenzó a volar. Kimi emitió una exclamación.

    - A mi me gusta. Bueno, salvando que en combate deberías temer a el fuego y el agua. Eso sin contar que el papel es poco resistente.
    - Como he dicho, es una magia infantil. Pero...¿Y tú? ¿Cuantos espíritus tienes?

    Kimi sacó cuatro cartas y las extendió sobre la mesa.

    - Mi magia es la invocación. Actualmente, solo tengo cuatro cartas. Aparte de Erial, tengo a Fénix, el ave inmortal de fuego; a Wallen, espíritu defensivo y a Draco, el caballero dragón.
    - ¿Por qué eres invocadora?
    - Oh... La verdad, mi...madre, era invocadora. Menos Fénix, todas las cartas que tengo eran de ella.
    - ¿Tú madre? Yo... lo siento mucho.
    - ¿Por?
    - Te he puesto triste con lo de tu madre.
    - No que va. La verdad es que no pienso mucho en ello. Yo no la conocí. Erial y L... - Tosió para disimular su error.- Erial me ha cuidado siempre.

    Estuvieron hablando un rato más antes de irse a dormir. Erika le informó sobre las clases y los distintos tipos de magia. Esto último Kimi ya lo sabía, pero dejo que siguiera hablando y preguntando en las partes apropiadas para dar a entender que estaba escuchando. Una vez en su habitación, cerró la puerta con llave,pronunció un hechizo para insonorizar e  invoco a Erial.

    - Erial...Lo que has hecho hoy...- Empezó.
    - "Gracias" La palabra en lengua común es "gracias".
    -¿ Gra...cias?
    - Las tuyas monada.- Contesto riendo.
    - ¡Erial!
    - Vale.- Se sentó sobre la cama.- Me has invocado por algo. ¿Que quieres?
    - Primero.- Kimi cogió uno de los libros que le había comprado.- ¿De donde los has sacado?
    - Los compré.
    - ¿Y el dinero?
    - Tu madre os dejo...
    - Mi madre "me" dejó.- Le interrumìó.- Ya no hay un nosotros. No desde ese día.
    - Tu madre "te" dejó una buena cantidad de dinero en el banco. Tienes todos los datos de la cuenta en un cajón de tu escritorio. Por cierto, una pieza de oro son cinco de plata y una de plata cinco de bronce.
    - Vale. Segundo. ¿Por qué no se puede rendir culto a la diosa oscura?
    - Yo... no lo sé.
    - Mientes. Se te nota en la cara.
    - No es cierto.

     Kimi sabía que mentía. No es justo. Odiaba que no saber la verdad. Esa era una de las cosas que le frustraban más. Sonrió al meterse en la cama. Nunca había dormido en una y, eran bastante cómodas.

                    +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

    Miró por enésima vez al examen. Ni siquiera había puesto su nombre. No era que no supiera las respuestas, el problema es que ni sabía si sabía las preguntas. Veía las letras, pero no las entendía.  Miró por la ventana, se veía el patio de la academia y una de las calles de Amatista. Estuvo contemplando a las diferentes personas ir y venir hasta que sonó un timbre. Todos dejaron el examen sobre la mesa del mago que ejercía de profesor. Tenía el pelo castaño y una ligera barba del mismo color. Tenía fama de ser uno de los magos más simpáticos de Ellendor y se decía que tenía la habilidad de detectar el talento de los aprendices. Kimi dejó el examen cuando todos, menos Erika, habían abandonado el aula.

    - No has puesto ni el nombre. Anda ponlo aquí.- Dijo sin levantar la cabeza y señalando una línea en la esquina superior derecha.

    Kimi se encogió de hombros y lo puso.

    - Lo has puesto en runas antiguas.- La miró extrañado.- ¿Por qué...- Volvió a mirar el examen.- Espera... ¿Sabes leer?
    - ¡Claro que sé leer!
    - ¿Segura? Bien.- Señalo la primera pregunta.- ¿Qué pone aquí?
    - Esto...yo...no lo sé. ¡Pero llevo leyendo desde los cuatro o cinco años!
    - ¿También en lengua común?

    Parece ser que cuando Erial le enseño a hablar la lengua común, se le olvido enseñarle a leer y a escribir también. Negó con la cabeza.

    - Esta bien... Probemos otra cosa. Tú, la del pelo azul.- Dijo señalando a Erika.- Le voy a repetir el examen. Esta vez de forma oral. Tú apunta las respuestas. Vale empecemos. Primera pregunta: ¿Qué formas hay de adquirir la magia?

    La respuesta fue inmediata.

    - Partiendo de que la magia es inherente a el ser humano, está presente en todos, la cuestión sería que formas hay de revelar la magia. Principalmente hay cuatro: Hereditario, Práctica, Exposición y Espontánea. La primera se debe a los padres del sujeto. Un niño nacido en el seno de una familia de magos normalmente posee poderes desde muy pequeño. La segunda es derivada de la constancia en el entrenamiento para revelar y potenciar la magia del individuo. La tercera se obtiene por la exposición a una magia poderosa o a una gran fuente de poder que "Despierta" la magia propia. Y, la última, es la más peligrosa. En un caso crítico, el sujeto puede "Despertar" su magia espontáneamente para protegerse. Esto amenaza la vida del usuario dado que , al no tener preparación,puede perder la fuerza vital o ser consumido por su magia.
    - Muy bien... Esto...Segunda pregunta: ¿Cuáles son los los elementos mágicos?
    - Fuego, Agua, Tierra, Aire, Luz y Oscuridad. También hay subelementos como trueno, acero, lava etc...

    La había dicho como la primera, sin dudar por un momento y sin pensar. Parecía que recitara las respuestas. Esta rutina se repitió en todas las preguntas.

   - Lo has hecho muy bien.- Comentó el mago al acabar.- Es curioso, parece como si llevaras estudiando toda tu vida.
   - Sí... curioso...
   - ¿Darkshadow verdad? Me suena familiar. Bueno, ya te meteremos en algún nivel. Solo, intenta aprender a leer y a escribir en lengua común.

    Kimi se empezó a sentir incómoda. No le gustaba que la relacionaran con su familia. Se despidió y Erika y ella salieron. En cuanto dejaron el aula atrás Erika le preguntó:

   - ¿Cómo sabías todo eso?
   - Cultura general, supongo.
   - También los dioses y la comida.
   - Bueno vale. Me hacían repetir cosas como esas todos los días. Por cierto...¿Tú sabes leer verdad?- Espero a que asintiera.- ¿Podrías enseñarme?
   - Pues claro.- Miro la hora en su reloj de pulsera.- Queda bastante para la hora de comer. Vayamos a la biblioteca.

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