jueves, 26 de febrero de 2015

Ellendor 4 (Obsidiana)

    Bueno, sigo con la historia. He tardado en continuarla por los exámenes. Watpad:Ellendor


    Erika se tapo la boca con la mano para tapar su expresión de sorpresa. Entretanto, los alumnos del comedor habían salido y comenzaron a hacer un círculo alrededor de ellas. Empezaron a cuchichear unos con otros. En algunas caras se mostraba una expresión de curiosidad, en otras una sonrisa se les dibujaba. Algunos del fondo empezaron a saltar y a ponerse de puntillas para ver mejor.


    Kimi se empezó a incorporar lentamente, deslizó la mano dentro de su bota solo para darse cuenta que se las había cambiado, y se le había olvidado guardar el cuchillo. A pesar de que su cara no mostró expresión alguna, también recordó que sus cartas mágicas reposaban en su escritorio. Se maldijo mentalmente por su despiste. Tenía una habilidad física bastante decente pero no sería suficiente para vencer en esa ocasión. En esas condiciones no podía entablar combate. Bueno, la verdad es que esa no era su última posibilidad pero Erial le había prohibido usar su propio poder. Le sostuvo la mirada a Alysa mientras pensaba en un plan. Esta la cogió del cuello de la túnica y la levantó.

    Era una chica bastante alta. Le sacaba una cabeza a Kimi. Su piel morena contrastaba con la blanquecina de Kimi. También era fuerte, la estaba levantando con un solo brazo. Llevaba el pelo negro recogido en una coleta y sus ojos castaños refulgían furiosos. En resumen, tenía un aspecto imponente. Sin embargo, Kimi no se amilanaba tan fácilmente. Sin bajar la mirada, posó su mano en el antebrazo de Alysa y apretó. Una sonrisa se dibujó en la cara de Alysa.

    - Oh vamos suéltala.

    Una chica salió de entre la multitud. Se oyeron silbidos y piropos. La joven sacudió la cabeza y se echó el pelo rubio platino hacia atrás. Alysa soltó a Kimi, que cayó y dio unos pasitos hacia atrás. Intentó recordar el nombre de la niña. Allera. Se plantó entre ellas y la miró con sus ojos azul cielo. Brillaban burlones.  Esta se preguntó que iba a hacer. Allera sonrió con sus inmaculados dientes blancos.

    - Y bien novata... ¿De dónde eres?
    - De muy lejos. En fin....- Ni ella misma podía creer lo que iba a decir.- Erial me ha pedido que me disculpe. Y eso hago.- Inclinó la cabeza, notaba la cara roja.- Perdón.

    La verdad es que era la primera vez que se disculpaba. Erial le había enseñado lo suficiente de lengua común como para dominarse pero aún le quedaba mucho por aprender. Esperaba haberlo dicho bien. Pero esa era la primera vez, ni siquiera en su lengua nativa había pedido perdón. Es más, estaba segura de que pegar una paliza a alguien no sería motivo de eso. "Si son débiles no merecen nada" Pensó. Sin embargo, en ese momento estaba en desventaja. No podía usar su propia magia. Notó que algo se revolvía en su estómago. Su magia comenzó a moverse lentamente. Cerró los ojos. "No" Pensó " Debo controlarme" La risa de Allera la sacó de sus pensamientos.

   - No es suficiente novata.- Levantó la cabeza para mirarla antes de que continuara.- Inclínate.

    La miró confusa. Sentía su poder cada vez más presente.

   - ¿No lo entiendes? - Allera se giró a los demás, que rieron con ella.- Tienes que suplicar por nuestro perdón. Ponte de rodillas e inclínate ante mí. Novata.
    - No.- Sacudió la cabeza y se irguió.
    - ¡¿Como?! - La sonrisa se le congeló en la cara.
    - Yo no suplico.
    - Si quieres mi perdón lo harás.

    Kimi suspiró. Lo había intentado. Su magia estaba alcanzando un punto crítico. Notaba los latidos de su corazón. Un sentimiento de rabia la estaba llenando. Respiró profundamente para controlarse. Allera se echó hacia atrás un momento para recuperar la compostura.

   - De...Debes hacerlo.- Tartamudeó. Puso los brazos en jarras antes de continuar.- Sé cuál es tu mayor miedo.

    Ahora fue Kimi la que retrocedió. "No, ella no puede saberlo. No puede conocer eso". Pensó.

   - Así que ya te has dado cuenta.- Rió.- Suplica o te lo mostraré. Tu mayor miedo.

    Aún así. Aún teniendo que enfrentarse a eso, sacudió la cabeza y dio un paso adelante. Dejo a su magia fluir. Hizo un cálculo mental de cuanto tardaría en volver al dormitorio recoger sus cosas e irse. Si las cosas se ponían feas y la mostraba...

    - Entonces, tu te lo has buscado.- Susurro Allera.

    Respiró hondo y comenzó a transformarse. Le empezó a crecer pelo por todo el cuerpo, sus orejas se alargaron y se tornaron de punta. Sus pupilas se empequeñecieron y alargaron hasta tomar forma de rendija. Kimi suspiró aliviada al darse cuenta de lo que ocurría.

    - Soy tu mayor miedo: Un gato. Te he oído chillar antes. Miau.- Amago hacia Kimi.

    Las risas de los demás alumnos llenaron el pasillo. Kimi estaba quieta, pero no asustada. Allera empezó a burlarse de ella. Notó como la magia recorría sus venas mientras la rabia se apoderaba de ella. Allera notó un escalofrío al ver sus ojos verdes, que parecían de fuego esmeralda. Se paró en seco.Lentamente, Kimi, alzó una mano. Su rostro permanecía inmutable.De improviso, le vinieron las palabras adecuadas.

    - Faux Rassher.- Susurró.

    Al instante, el cuerpo de Allera se envolvió en llamas. Esta, aterrada se tiro al suelo chillando. Alysa se agacho con ella. Kimi retrocedió, inexpresiva. Se dio la vuelta. En ese momento, el fuego paró.

   - ¿Qué...eres tú?.- Balbuceó Allera con lágrimas en los ojos.

   Yacía entre los brazos de Alysa, llorando. "Débiles" Pensó Kimi antes de salir corriendo.



    No paró hasta que se encontró en la biblioteca. No sabía por que se había dirigido allí. Puede que fuera porque estaba vacío o porque se estaba tranquilo. Jadeó un poco e intentó ordenar sus pensamientos. No sabía que había sucedido antes. Entonces recordó la procedencia del hechizo. Lo leyó en uno de los libros que Erial le había comprado. Cerro los ojos enfadada, no debía dejar que volviera a pasar, debía controlar sus sentimientos, controlar sus emociones.

   Se dirigió a una estantería. No podía entender lo que ponía en ellos, pero por alguna razón le relajaba pasear entre ellos. Al notar que se acercaba, los libros comenzaron a emitir pequeños chillidos de alegría. Que se cambiaban por gemidos lastimeros, en algunos casos, abucheos al ver que no los cogía. Entonces, oyó un ruido extraño. Sonaba parecido al rugido ahogado de un animal, o a el sonido viento entre las rocas. Curiosa, buscó su origen.

   La respuesta la encontró rodeando la estantería. En una de las mesas redondas hechas para estudiar, había un chico durmiendo. Emitía unos ligeros ronquidos y se le caía de baba en la mesa. Kimi arqueó las cejas levemente al reconocerlo. Era el joven al que Erika había llamado Liam. Estaba sentado en una pila de libros y tenía cabeza rodeada entre sus brazos.

    De repente, un libro paso volando al lado de Kimi y fue a estrellarse contra Liam. Chocó contra su cabeza y cayó al suelo. El chico sacudió la cabeza y enfocó con su mirada a Kimi. Que había retrocedido, asustada y levantaba los brazos instintivamente delante de su cara para protegerse. El joven la miró durante unos instantes con el entrecejo fruncido y arqueó las cejas.

    - ¡Tú eres la de antes!

    Kimi asintió.

   - ¿Te gusta ir despertando a la gente?- Continuó Liam.
   - No. Esto... Lo siento mucho.
 
    Por alguna razón le resultaba más fácil disculparse con ese chico. Concluyó que era porque no era un débil como los demás. Liam sonrió.

   - No pasa nada. Siempre puedo dormir en clase. La verdad es que cuesta reconocerte. Ahora estás limpia y llevas la túnica de Ellendor. ¡Ah! Y no llevas un cuchillo en la mano.- Sonrió y se apartó el pelo gris de entre sus ojos, del mismo color.- Soy Liam.

   - Kimi.

    Se estudiaron mutuamente, durante unos segundos. Kimi decidió romper el silencio.

   - Y...¿Qué haces aquí?
   - Pues, cazó libros rebeldes.- Señalo la pila de libros sobre los que se sentaba.- Parece ser que causamos un buen alboroto antes.
    - Perdón, no quería causar problemas.
   - Bueno, si de verdad lo lamentas me puedes ayudar.- Se levantó y le dio un par de libros, eran pesados.- Dado que cierta persona me ha despertado- Bostezó.- supongo que tendré que llevarlos al director.

   -Bueno.- Liam se paró enfrente de la puerta y recogió los libros de Kimi.- ¿Sabes? Es reconfortante que aparezca alguien más interesante que esos niñatos. Hacía tiempo que no me divertía tanto con una pelea.

   - Pero si no hemos luchado...
   - Pero hubiera sido divertido. Pareces fuerte. En fin... debería entrar.

    Kimi se despidió moviendo la mano. Se dio la vuelta y camino por el pasillo, al otro lado de la puerta se oían gritos. Parecía una discusión.


    Volvió a su habitación. No se había encontrado a nadie por el camino. Abrió la puerta y entró. Erika la recibió con un grito ahogado. Se levantó de un salto y comenzó a hablar.

   - ¡Kimi! ¿Dónde estabas?
   - En la biblioteca. De todas formas, no conozco nada más de este lugar.
 
    Erika sacudió la cabeza. Entonces pareció recordar algo y frunció el entrecejo. Sus ojos echaban chispas.

   - ¿Qué sucedió antes?

    Una alarma se encendió en el cerebro de Kimi. Sin embargo, si no le decía nada, a lo mejor Erika comenzaba a sospechar. Decidió contarle una media verdad.

   - Le lancé un hechizo.
   - ¡Eso ya lo sé! Te preguntaba cuál era.
   - Creo que lo leí en uno de los libros que Erial me compró.
   - Un momento...- Abrió mucho los ojos.- ¿Pero sabías que hacía no?
   - Em...
   - ¡¿Cómo que "Em"?! ¡¿Lanzaste un hechizo sin saber lo que hacía?!
   - No es eso... Sabía que no iba a hacerle daño.- Era hora de cambiar de tema.- ¿A qué huele?
   - Hum... En fin...Supongo que ya no se puede hacer nada. He ido a por algo de comer. - Se giró y cogió una de las bandejas.- Yo ya he comido.

    Kimi olisqueó la comida desconfiada. Nunca había olido nada parecido. El estómago le rugió. Con precaución, tomó un cubierto y se comió el primer bocado. Abrió mucho los ojos, sorprendida. Se acabó el resto rápidamente.

   - Vaya...- Empezó Erika.- Veo que te gusta.
   - Nunca había comido nada parecido.
   - Supongo que aunque pregunte no me vas a contar más. ¿Verdad?
   - Veo que lo vas comprendiendo.

   Erika sacudió la cabeza.

   - Dado que eres un enigma con patas, te enseñare el resto de la ciudad.


    Un grito les hizo darse la vuelta mientras atravesaban el patio. Un joven de pelo gris corría hacía ellas.

    - Tengo unos diez minutos antes de que empiecen las clases.- Comenzó.- Y tú y yo tenemos un asunto que resolver. Pelea conmigo, aquí y ahora.
    - ¿Diez minutos? - Sonrió Kimi, llevando una mano a el bolsillo de la túnica. Había guardado sus cartas.- Suficiente.

    Erika suspiró y se apartó.
    La pelea duró cinco minutos. Kimi yacía boca abajo,derrotada, en el suelo.

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