sábado, 26 de diciembre de 2015

Ellendor 12 (Obsidiana)

     Era una noche sin luna, el cielo completamente cubierto por las nube, no había una sola luz que iluminara el camino de Kimi. Iba completamente a oscuras. Volvía a nevar. Kimi se sacudió el pelo por enésima vez para quitarse los copos que se le acumulaban en el cabello antes de que se derritieran. Era inútil, al minuto volvía a tener el pelo cubierto. Volvió a decir una palabrota en Arcano y a maldecir profundamente a los aprendices de caballero. Repasaba mentalmente el plan de Alysa, y cuanto más lo hacía más le parecía que podía salir muy mal. Para ella.


    Apenas hacía ruido mientras caminaba, parecía que apenas tocaba el suelo al caminar. Ya se había ocupado de hacer un conjuro para evitar hundirse. La lenta caída de la nieve borraba sus pisadas casi al instante. Avanzaba lentamente por el camino, no por obligación, no tenía prisa por llegar al lugar de encuentro. Sabía lo que le esperaba cuando llegara y necesitaba dejar tiempo a Alysa y a los demás para prepararse. 

    Oía crujir las ramas de los árboles bajo el peso de la nieve y el viento. No había ningún animal, todos estaban hibernando o habían migrado hace ya tiempo. Se arrebujo en el jersey, el abrigo lo había dejado en la habitación, cuestión de movilidad. Pero ahora se arrepentía profundamente de haberlo hecho. Se imagino a Alysa con una bola de fuego entre las manos, calentita, y sintió envidia. A ella no le hacía falta para ver pero se estaba congelando.

    Finalmente vio luz entre los árboles y oyó voces. Extremó las precauciones mientras se acercaba. Se apoyó en un árbol mientras examinaba el lugar. Era un claro despejado, protegido por una pequeña hoguera que había derretido la nieve a su alrededor. La luz que desprendía era lo único que iluminaba el lugar, entre los árboles que circundaban el lugar, donde Kimi se escondía, la oscuridad era total. Eso era una ventaja para ella, si se encontraba en una sombra, fácilmente podía esconderse de miradas indeseadas. Eran tres personas, el gorila, el cara de cerdo y uno que parecía ser el cabecilla.

    Reprimió cualquier sonido, aunque tenía ganas de chasquear la boca como Sather. Odiaba a los tipos como aquel, personas crueles que se rodeaban de matones que les hacían el trabajo duro. Era un joven alto, de astutos ojos amarillos y pelo naranja. Miraba con cara de asco una especie de peluche que sostenía entre las manos. "Eso será Lim" Dedujo Kimi. Su mirada pasó por su pulcras botas azules hasta posarse en el cuaderno que tenía al lado. "¡El cuaderno de Melody!" Pensó. Tenía a los otros dos dando vueltas por el claro. Contemplo tranquilamente como el gorila se acercaba a ella hasta estar a no más de treinta centímetros de distancia el uno del otro. Se quedó quieto mirando fijamente detrás de Kimi. Si hubiesen sido de la misma altura  se hubieran mirado a los ojos. A pesar de que sabía que la oscuridad la protegía haciéndola imperceptible, le extrañaba que mantuviera su vista fija tanto tiempo. De repente, bajo su mirada hasta encontrarse con los ojos de la chica, se mantuvieron así durante un eterno segundo hasta que se giró y preguntó:

    - Ethan, ¿Estás seguro de que la pequeña rata vendrá?

    El cabecilla le miró enfadado y replicó:

    - Claro que sí idiota. Esos estúpidos magos siempre se preocupan de ayudar a sus compañeros.

   Apenas acabo de pronunciar aquellas palabras y un crujido sonoro, como de una rama al romperse y un grito ahogado se escuchó en el lado opuesto al que se encontraba Kimi. Los tres chicos se giraron hacia el sonido. Al levantarse, Ethan dejó caer el peluche junto al cuaderno. Se acercaron lentamente al borde del claro y se quedaron mirando la negrura. Kimi no pudo evitar preguntarse, mientras los miraba alejarse de la hoguera si podrían ver algo en la oscuridad. Obviamente no, su vista no estaba adaptada a ello.

    En cuanto alcanzaron el límite, la chica salió de entre las sombras y corrió hacía el claro. Supuso que esa era la señal de Alysa en cuanto al tiempo en el que empezaba todo, las palabras de la joven morena sonaban en su mente como si se las estuviera diciendo en esos instantes: "En cuanto oigas la señal, corre y coge el cuaderno. Obtenerlo es la prioridad." En cuanto entro sintió un bajón de energía, como esa mañana, señal inequívoca de que portaban un dispositivo anti-magia con ellos. No disminuyó su velocidad. Llegó hasta la altura del cuaderno, apenas a tres metros de distancia de los aprendices. Se agachó sin dejar de mirar sus espaldas y lo guardó bajo su jersey. El peluche lo metió bajo la manga no era muy grande y no quería que se escurriera. Contradiciendo sus instintos no salió corriendo, no podía, tenía que darles una lección a los chicos.

    Se giró y pisó una de las quebradizas ramitas que tenían acumuladas para alimentar a la hoguera deliberadamente en un ademán de salir corriendo. Apenas dio dos pasos antes de que alguien le golpeara en las piernas haciendo que cayera de bruces. Si hubiera corrido a su velocidad habitual eso no hubiese pasado. Intentó levantarse, sabía que en una pelea no debes quedarte jamás en el suelo, pero una patada en el costado llegó antes y la volteó. Justo después algo le golpeó en el pecho. Tosió sangre, que le llenó la cara de rojo. Sentía un fuerte dolor en el lado izquierdo de su cuerpo, pero no estaba nerviosa, había estado peor. Era una patada tan floja que ni siquiera le había roto una costilla. Lo del pecho en cambio sí le preocupaba, toser sangre no era bueno en ningún caso. Después del medio segundo que tardaron los nervios en transmitir el dolor, este llegó. Fuerte y lacerante. Algo le apretaba el pecho y la empujaba contra el suelo. Abrió los ojos y se encontró cara a cara con el cabecilla.

    - Vaya vaya, mirad esta rata callejera que ha caído en la trampa. ¿Y está rata te tumbó Rickon? - Kimi dedujo que ese era el gorila.- Si se ve bastante escuálida. De seguro esta rata no come más que lo que roba.

    La chica levantó el brazo derecho y agarró su bota. Sabía que repetía a propósito la palabra "rata" para cabrearla, y la verdad es que ahora mismo estaba haciendo gala de todo su autocontrol para no teñir la nieve de escarlata. Con una mueca de asco, como si solo el mero contacto de la chica le diera repelús, apartó su mano de un movimiento brusco y le pisó el hombro. Que crujió bajo su peso. Kimi no gritó de dolor, sino que le sostuvo la mirada en silencio. Vio a través de sus ojos que le causaba un extraño placer sádico causar dolor a la gente que no podía defenderse, pero no tenía ni punto de comparación con los custodios encargados de las torturas.

    - ¿Por qué no gritas rata? ¡Chilla como la pequeña rata de alcantarilla que eres! ¿Me oyes o la mugre de las cloacas ha taponado tus orejas? ¡GRITA!
 
    Kimi sonrió y dijo, con voz calmada y fría como un lago helado:

    - No se oye por las orejas. Si la escoria como tú leyera de vez en cuando sabrías que se oye por los oídos.

    Ethan contrajo la cara en una mueca que mezclaba ira y maldad y levantó el pie otra vez. Kimi vio la suela llena de barro con total nitidez y tuvo la certeza necesaria para cerrar la boca justo antes de que se estrellara contra su cara con un crujido. Maldijo mentalmente en arcano, la nariz. Sintió, entre el inmenso dolor agudo, un líquido espeso bajando por su cara. Estaba sangrando. Notó un sabor cobrizo en la boca, más sangre. Encima de todo, escuchó a Ethan reírse, sus carcajadas eran como si le clavaran agujas en los oídos, después le oyó decir:

    - Estúpidos magos, sois la basura de este reino. Sois patéticos.- Rió de nuevo.- No tienen asumido que los débiles no tienen derecho a pedir nada.


    Esa frase, y las risas, histéricas como las de las hienas, que vinieron a continuación, la hicieron reflexionar. ¿Por qué ayudaba a Melody? Apenas la conocía. No había sido educada para ser altruista, de hecho, la ideología de "Solo los más fuertes sobreviven" era lo que le habían inculcado durante toda su vida. Entonces, ¿Por qué? ¿Por Lucien? ¿Por mantener vivo su recuerdo? No. Él tampoco era de los que ayudaban sin pedir nada a cambio. En realidad, ellos eran como los aprendices. No, eran peores. Carecían de misericordia. ¿Por qué entonces? ¿Realmente tanto había cambiado en unos meses? Estaba segura de que la Kimi de hace seis meses no habría hecho eso, no solo ayudarlas, sino que ni siquiera se hubiera metido a ayudar a Liam. Aquello había sido instintivo, ni lo había pensado. Pero antes no lo hacía, solo miraba hacía otro lado. Era normal ver a la gente morir de donde venía. ¿Había perdido parte de quién era en tan corto periodo de tiempo? ¿Su crueldad? Otro pensamiento llegó claro a su cerebro¿Y si se iba? . Aquello no iba con ella. No estaba involucrada, podía irse y su conciencia quedaría impune. 

    Abrió los ojos apenas imperceptiblemente y vio a los chicos entre las chispas producidas por el dolor y la respuesta llego tan rápido como un relámpago. Eso sí que iba con ella, la nota iba dirigida a ella, los chicos la esperaban a ella. No podía echarse atrás. ¿Pero que la motivaba a hacerlo? Nuevamente la respuesta se abrió paso como un rayo de luz en su mente. Por odio. Sí, eso la impulsaba. Odio. Odio a la injusticia, odio a la crueldad, odio a las sociedades podridas (Porque esa era la palabra que mejor la definía, "podrida") como la que había dejado atrás, odio al desprecio a las personas, odio a que todos miraran mal su condición (incluso los iguales que había dejado atrás), odio hacía sí misma, odio sobre los pecados que había cometido, odio a sus manos manchadas de rojo...Odio. Y en ese momento, mientras notaba el sabor cobrizo de su sangre y el dolor en diferentes partes de su cuerpo, descubrió cuál iba a ser su destino. Como lo supo cuando se escapó y dejo atrás a la persona que más quería. La venganza.

     El tacto de una mano en su pie derecho la devolvió a la realidad. Le estaban levantando la pernera del pantalón, pero no caía en porque lo hacían. Solo la repugnaba sentir el contacto de los dedos gruesos como morcillas contra su pálida piel. Notó que algo se deslizaba fuera de su bota. Pero, ¿Que tenía ella en la bota derecha que les pudiera interesar? Abrió los ojos del todo cuando recordó que guardaba. No. No podía ser. Se revolvió pero le pisaron el tobillo tan fuerte que crujió. Volvió a maldecir en arcano mentalmente. Arqueó la espalda y se frotó el tobillo, como temía, estaba roto. Miró impotente como el cara de cerdo le pasaba el cuchillo a Ethan. Este emitió un silbido y comentó:

    - Vaya, mirad lo que escondía la rata.- Lo giró entre sus manos, el filo negro reflejaba el brillo de las llamas.- Una ratita con un cuchillo.
    - No...lo toques.- Dijo Kimi.
    - ¿A quién se lo robaste ratita? Es de demasiada calidad para escoria como tú. Lo mismo me lo quedo.
    - No... Pongas tus asquerosas manos en él.
    - ¿O que? ¿Acaso va a venir alguien a salvarte?

    La chica temblaba, pero no de dolor, de ira. Ese cuchillo era demasiado valioso para ella como para que esos aprendices lo tocaran. Aquello era la gota que colmó el vaso, no entendía del todo esa expresión pero sentía que era perfecta para esa ocasión. Llegado a ese punto, se había dejado dominar por la furia, había olvidado el plan de Alysa. Lentamente, se levantó, de forma que tenía la rodilla derecha hincada sobre la nieve y el pie izquierdo apoyado en la tierra. Con el la mano izquierda se sujetaba el brazo derecho, se palpó suavemente el hombro y reprimió un gritó. Estaba dislocado.

    Sonrió levemente. No, claro que no iba a venir nadie, ni Alysa, ni Lucien iba a volver a protegerla ni nadie iba a volver. Se levantó, ignorando el dolor de su pie. Su sonrisa se amplió, pero no era una sonrisa normal. Era una sonrisa peligrosa, la que había puesto tantas veces antes de pelear a muerte. No iba a huir, iba a darles una lección, pero no una lección como las de Alysa. De hecho, se le ocurrió  que podía matar allí mismo a aquellos chicos. De la forma más dolorosa y cruel que se le viniera a la mente, lo cuál, en su caso, podía llegar a mucho. Sí, podría acabar con ellos y usar sus cuerpos como ejemplo. Como ejemplo de lo que ocurriría si se metían con los magos. No, si se metían con los magos oscuros, puntualizó. Sus ojos verdes relucían como teas incandescentes, peligrosos, letales. Decidió que al primero le atravesaría el pecho con la mano, sí, y le sacaría el corazón. Sería divertido ver las caras de horror de los otros mientras la sangre les cubría. Puede que se lo hiciera comer al segundo, antes de arrancarle las extremidades y verlo morir desangrado. Al cabecilla le dejaría para el final, probablemente intentaría huir, muerto de terror, a este le quitaría el cuchillo y disfrutaría haciéndole pagar por todo su dolor. No solo el reciente, todo el que llevaba acumulado.

     Estaba a punto de hacer realidad su resolución cuando la voz de Erika, en su estado de semiinconsciencia resonó en su mente "Matar está mal, prométeme que no lo volverás a hacer". Se obligó a detenerse, no, no iba a ser el monstruo que todos querían que fuera. El comandante trató de hacerla una asesina perfecta, la sociedad exterior trataba de hacerlos ver como monstruos, no, no los iba a dejar. Ella no les iba a dejar decidir que era. Por Lucien. Por Erika.

    Pero iba a permitir que los caballeros se llevaran su preciado tesoro. Solo tenía que "no" matarlos. Sin embargo, justo cuando iba a avanzar hacia los chicos un chillido agudo perforó los oídos de todos. Sonaba como un gato arañando una pizarra. Los cuatro se taparon las orejas al tiempo que una ráfaga de aire helado y cargado de copos de nieve les sacudía y reducía la hoguera a una leve llama.

    Kimi, aún privada de sus poderes, podía notar el miedo proveniente de los chicos. Unas diminutas flamas azules se formaron de donde había venido el viento. Ahora parecía que los árboles se habían apartado como si el viento tuviera fuerza suficiente para ello. Mostraban una oscuridad impenetrable solo rota por las flamas. Otro chillido se oyó, este más cercano. Los aprendices estaban cada vez más aterrorizados.

    - No es cierto, es solo un truco de esos magos idiotas, es solo el viento a través de las ramas.- Gritó Ethan.

    Los chillidos se hicieron cada vez más seguidos, pero seguía sonando al viento a través de las ramas. Poco realistas en realidad. Entonces, una voz se elevó recitando algo. Pero era en un idioma que la maga desconocía. No pasó mucho tiempo hasta que se percatara de que cantaba. A pesar de no entenderla, sintió que era una canción triste. Los chillidos le otorgaban dramatismo a la melodía, como si formaran una orquesta en perfecta armonía. El embrujo de esa voz era tal que Kimi olvidó su dolor. En cuanto empezó la voz los chicos retrocedieron a una orden de Ethan. Parecía que se habían olvidado de ella.

    - ¡Retroceded! Hagan lo que hagan no pueden entrar en el círculo.

    De repente, otra voz se unió a la canción. La nueva voz era más fuerte y potente, más poderosa que la anterior. Solo su voz era como un conjuro. Ahora ella llevaba la canción principal y la otra se oía de fondo. Los chicos estaban cada vez más asustados. Los chillidos se apagaban bajo la nueva voz. Era como si todo sonido se apagara a su alrededor.

    - ¡Es todo una ilusión!- Chillaba Ethan.

    Como si todo no fuera más que una obra de teatro, apenas acababa de decir esas palabras cuando los copos de nieve se arremolinaron y, como una aparición, una mujer surgió entre la nieve. Pero no era una mujer normal, parecía el producto de una horrible pesadilla. Era alta, muy alta, más de los que sería una mujer u hombre normal. También era muy delgada, la piel se le pegaba a los huesos como si fuera un esqueleto. Era tan pálida que en conjunto parecía un cadáver dotado de vida. El pelo negro como la oscuridad que la rodeaba, caía lacio sobre su espalda, ajeno al viento que la rodeaba. A medida que se acercaba, podían ver más detalles de ella. Sus ojos almendrados completamente negros destacando en su cara demacrada que ocultaba sus finas facciones. El vaporoso vestido de mangas transparentes, negro, que parecía que arrastraba por la nieve pero que en realidad no llegaba a tocarla. Su boca pequeña que dejaba entrever unos dientes filosos.

    - ¡¡ES..U.. UNA BANSHEE!! - Gritó unos de los chicos, Kimi no supo si era el gorila o el cara de cerdo.
    - Tran... Tranquilos.- Balbuceó Ethan.- No es real, no puede entrar en el círculo.

    Pero incluso el chico no parecía muy convencido. Llegados a ese punto, la banshee ya estaba a la altura del círculo. Lentamente, alzo una mano esquelética y traspasó la línea del círculo. Continuó andando, despacio, hacia ellos. Entonces los chicos no pudieron más y escaparon corriendo y gritando, sin mirar siquiera a Kimi. La canción invadía todo, Kimi no podía pensar en otra cosa, su conjuro era demasiado poderoso. La envolvía como una corriente. La melodía era demasiado triste, no podía pensar en nada más, ante sus ojos comenzaron a desfilar todos los recuerdos horribles ante sus ojos. Cuando la banshee se paró ante ella y la miró con sus ojos penetrantes, Kimi sintió que le estaba mirando dentro del alma. La mujer se inclinó sobre ella, un mechón de pelo se separó de los demás y la rozó. Kimi se estremeció, estaba helado. Con lentitud, la banshee, alzó una mano y la llevó a las mejillas sucias de la niña, que sintió que se congelaba por dentro. Se inclinó sobre ella y entonces se separó, se dio media vuelta y se fue desapareciendo tan rápido como había apareciendo. El hechizo se había acabado, la chica estaba ahora sola en el claro, sumergida en la inquietante y silenciosa oscuridad. Se percató de que había estado llorando y se enjuagó rápidamente las lágrimas.

     - ¡Kimi! - Gritó una voz.

    Erika se abalanzó sobre la maga, que ahora ya no pudo reprimir un quejido de dolor cuando cayeron juntas al suelo. La joven se levantó rápidamente y ayudó a incorporarse a Kimi, abrió la boca para preguntar si su amiga estaba bien pero se fijo rápidamente en lo maltrecha que estaba la chica. Pero Kimi sonrió dejando ver su boca con algún resto de sangre y afirmó:

    - Estoy bien, no te preocupes por mí.
    - ¡Eh Darkshadow! -Alysa seguida de los demás salió de entre los árboles.- ¿No te podías haber dejado golpear un poco más?
    - Estoy bien Monroe. Más quisieras que estuviera mal.

    Ante toda respuesta Alysa se acercó y posó una mano sobre el hombro dislocado de Kimi, que era bastante repulsivo por la forma que tenía, aunque apenas lo rozó la chica sintió que se le desgarraba. Gritó algo extremadamente grosero en arcano. Sin mediar palabra, Alysa le dio su cinturón y con un suave movimiento quemó la manga del jersey de Kimi. Todos menos las dos chicas ahogaron un grito al ver el hombro amoratado de su amiga. Kimi y Alysa cruzaron unas miradas graves mientras, con la otra mano Kimi doblaba el cinturón y de lo llevaba a la boca. Sabía lo que venía ahora, Lucien se lo había hecho muchas veces y ella misma lo había practicado en alguna ocasión. Con un rápido movimiento, Alysa encajó el hombro de nuevo en su sitio, apenas duró tres segundos pero Kimi mordió de tal manera el cinturón que estuvo a punto de partirlo. Jadeaba cuando lo sacó de la boca, podía ver las marcas profundas de sus dientes en el cuero.

    - Bueno, ya no da repelús.- Afirmó Liam, justo después le dio un golpecito en la cabeza y dijo.- Pequeña idiota.

    Mike, que se había mantenido apartado mientras duraba la improvisada operación se acercó y le entregó algo a Alysa mientras decía:

    - Tenían un dispositivo anti-magia, tú tienes experiencia en esto ¿No? Quita su efecto y Kimi podrá invocar a la mujer esa con poderes curativos.
    - Erial...- Corrigió Kimi.

    Lo cuál le recordaba que probablemente se ganaría una buena reprimenda en cuanto viera su aspecto. Contempló silenciosa como Alysa manipulaba el artefacto y como este se apagaba. Antes incluso de poder llamarla, Erial se apareció envuelta en luz dorada. No parecía enfadada, simplemente se limitó a envolver a Kimi en su hechizo curativo y a preguntar:

    - ¿Tú hiciste algo?
    - No. Me deje pegar.

    Erial afirmó lentamente mientras continuaba su labor. Kimi cerró los ojos complacida, le gustaba ser curada, era muy agradable. Le envolvía una confortable sensación de protección, como si estuviera en una nube cómoda y calentita. Mientras la curaba, la chica se hizo oír entre los magos, que no paraban de hablar y preguntó:

    - La ráfaga de viento la provocaron Allera y Liam, los árboles los movió Mike, las llamas eran de Alysa y la nieve de Erika y Liam, pero hay algo que no entiendo. ¿Quién era esa mujer? No. ¿Qué era esa mujer?

    Todos se miraron interrogantes, Alysa bajo la mirada al suelo, parecía que buscaba algo. Will miró a Liam y dijo:

    - Debió de ser Liam, es el más mayor, supongo que sabe hacer ilusiones de ese nivel.
    - No seas tonto.- Replicó Liam.- Sé hacer ilusiones pero nunca son tan corpóreas y de todas formas, una ilusión no podría haber entrado en el círculo.
    - Pero entonces ¿Quién fue?

     Una risa carcajeante reclamó su atención. Allera sacudió su melena rubia y les miró con sus ojos azules.

    - No era una ilusión.- Afirmó.- Era una banshee de verdad. Cortesía de mi fabulosa aprendiz.

    Se apartó y dejo ver a la chica pequeña que se escondía detrás de ella. Melody estaba completamente roja como un tomate. Kimi se levantó rápidamente ignorando a Erial, que se desvanecía y se dirigió directamente hacía la pequeña niña. Era incluso más bajita que Kimi. Sonriendo, la chica sacó el cuaderno de debajo de su jersey y se lo ofreció. Melody lo tomó con lágrimas en sus ojos, parecía muy importante para ella.

    - ¿Cómo llamaste a la banshee?- Preguntó Kimi.
    - Yo... Las banshees me enseñaron a cantar. Cerca de donde vivo hay un lugar llamado "Campo de Banshees", iba allí con frecuencia. No son malas en absoluto, solo están envueltas en un halo de dolor.

    Melody miró a Kimi con timidez, esperando una mueca de miedo y de rechazo, como la de tantas personas que la habían apartado de su lado, a la "chica banshee". Pero en su lugar se encontró con una mirada de admiración.

    - ¿De verdad tienes un poder tan chulo? ¡Es increíble!

    La sonrisa de Kimi era contagiosa y Melody respondió con un vacilante esbozo de sonrisa. Entonces Kimi recordó que le habían quitado el cuchillo y que le pareció verlo caer cuando los aprendices salieron corriendo. Se apartó de la chica y se tiró al suelo en pos de su tesoro. Un carraspeó la hizo alzar la vista.

    - ¿Buscas esto Darkshadow? - Alysa sostenía su cuchillo.
    - ¡Devuélvemelo! - Gritó Kimi.
    - Tranquila pequeña.- Intervino Liam sujetando a Kimi antes de que se abalanzara sobre la chica morena.

    Alysa, con un hábil movimiento, hizo girar el cuchillo para sujetarlo por el filo y se lo alcanzó a Kimi. La joven maga lo cogió complacida. Realmente era precioso. Un objeto formado enteramente en una pieza por el mismo material, no se veía ningún signo de unión entre la empuñadura, la guardia y la hoja. Tenía cierto encanto sobrio y elegante pues carecía de decoración por completo salvo unos grabados rúnicos en arcano que partían desde la empuñadura hasta la punta del filo. La hoja era doble, pero por un lado la mitad que más cerca estaba de la empuñadura tenía un borde serrado. Alysa, en ese momento, no comento nada más. Sin embargo, mientras volvían a la academia por el sendero cubierto de nieve, aprovechó que ambas chicas se habían quedado algo atrás y preguntó entre susurros:

    - Tu cuchillo... Realmente no es tuyo ¿Verdad?
    - Es mío.- Replico Kimi molesta.- No lo he robado si es lo que insinúas.
    - No digo que lo hayas robado...Digo que.- Alysa pensó durante un momento sus siguientes palabras.- Estos objetos son extremadamente raros. Tengo algo de experiencia con las armas, créeme, y esta en concreto, a simple vista parece sacada de un tesoro o algo similar, pero sin lugar a dudas, esta hecha a medida. La verdad es que te pega bastante, por tu estilo de pelea. Pero no es tuya, este cuchillo es demasiado grande para alguien de tu tamaño.

     Kimi suspiró La verdad es que a la chica no le había importado la diferencia de tamaño entre ese y el suyo propio hasta la pelea con los esclavistas. Cuando lanzó el arma, si hubiera tenido el suyo, no se hubiera clavado en la espalda. Sino en la cabeza. Kimi prefería, cuando no estaba en un estado de descontrol y las circunstancias lo permitían, matar sin derramar excesiva sangre. Finalmente, esbozo una sonrisa triste y miró a su compañera:

    - Es cierto. No es mio, al menos no completamente. En realidad pertenecía a mi hermano mayor, pero el ya... no lo necesita más.
    - Comprendo ¿Cómo se llamaba?
    - Lucien, Lucien Darkshadow.

    La maga morena miró a Kimi durante unos segundos y luego confesó:

    - Yo también tengo un hermano mayor ¿Sabes? Se llama Amra, como nuestro padre. La verdad es que hace años que no le veo. ¿Vosotros estabais muy unidos?
    - ¡Claro! ¡Somos hermanos! Bueno, al principio sí, pero luego nos comenzamos a distanciar. Pero incluso entonces Lucien siempre cuidaba de mí y me protegía.

    No sabia porque le estaba contando todo eso, ni siquiera le caía bien, pero el caso era que aliviaba en cierto grado el peso de su estómago. Alysa rió:

    - Uh así que la pequeña Darkshadow necesita protección ¿Quién lo hubiera dicho? - Rió.- ¿Qué os paso?
    - Nuestra forma de pensar se alejó. Yo mantenía nuestras convicciones y nuestro sentido de la moral, pero él comenzó a creer en las ideologías de padre y...

    Se interrumpió porque estuvo a punto de chocar con la espalda de Liam. ¿Por qué se paraban? Las magas cruzaron una mirada interrogante y Kimi se abrió paso hasta la cabeza de la comitiva. Habían llegado a la academia, pero se habían detenido en la entrada. Con un breve vistazo, Kimi vio el motivo, frente a la puerta de la residencia, se encontraba un carruaje con el emblema de los caballeros en el.

    Rodearon el edificio principal de la academia, habían decidido entrar por la puerta de atrás de la residencia. Kimi se concentró en sentir las almas de los caballeros, era bastante fácil distinguirlas entre la cantidad de ánimas del edificio. En su viaje, había tenido oportunidad de examinarlas y se había percatado de que eran diferentes. No tenían la cantidad de magia presente de alguien iniciado, de hecho, en la mayoría de los casos, incluso carecían de color definido.

    En la entrada se dividieron, Alysa la acompaño a cambiarse de ropa, no podía presentarse con una manga destrozada, mientras que los demás se fueron a la sala común. A la chica le extraño no oír los típicos ronquidos y demás ruidos de gente durmiendo. Solo un  silencioso pasillo desierto lleno de puertas de madera numeradas. Mientras Alysa esperaba fuera, Kimi se cambió el jersey, escogió otro de color aguamarina, que según Erial hacía juego con sus ojos. Pensó sobre lo inquietante que era que una prenda de vestir jugara con sus globos oculares, pero igualmente se lo puso. Contempló como se quemaba lentamente el jersey roto antes de salir. "Pireck cumple" Pensó.

    Bajaban las escaleras cuando empezaron a oír gritos. Con un escalofrío Kimi reconoció la voz. Era Sather. De vez en cuando se dedicaba a pensar quien daba más miedo, el comandante o Sather. El comandante era frío y muy aterrador, pero no gritaba de esa forma (La chica incluso dudaba de que pudiera llegar a ese tono). El simplemente condenaba a castigos en la sala de torturas. Cuando giraron para entrar en el comedor, ahora sala común, Kimi sentía que su corazón pugnaba por salirse de su pecho. Todos los estudiantes se encontraban allí, pegados a las paredes. En el medio del hueco formado se encontraban Sather, Hortensia y la capitana Stern. Kimi se sintió atravesada con la mirada en cuanto llegó al umbral.

    Kimi no había visto nunca un dragón, pero ahora mismo Sather se parecía bastante a una imagen que había visto en un libro. Estaba completamente roja de la ira. Su aspecto en general pulcro, ahora se encontraba desaliñado. Vestía la túnica de mago de Ellendor mal y la llevaba arrugada. El pelo rosa palo estaba casi tan despeinado como el de Kimi. En conjunto daba bastante miedo. En contraste, la capitana Stern parecía incluso arreglada. Llevaba su armadura, aunque mal ajustada, como si se la hubiera puesto a toda prisa. Y el pelo no estaba tan repeinado como siempre. Aunque esa mujer la repugnaba, Kimi tuvo que admitir internamente que ella probablemente no hubiera mantenido así el temple frente a una Sather enfadada. En cambio realmente lo sintió por Hortensia, la pobre mujer tenía cara de no saber que hacía allí.

    En cuanto Stern vio a Kimi hizo ademán de abalanzarse sobre ella. Sather reaccionó rápidamente y la agarró por un brazo. La mujer se revolvió gritando:

    - ¡Tú! ¡Pequeña rata de alcantarilla!
    - ¡No le hable así a mis alumnos!- Ordenó Stern y luego más calmada dijo.- Darkshadow, ¿Puedes venir por favor?

    Kimi obedeció y avanzó hasta ponerse al lado de Sather. La mujer daba miedo enfadada, pero era genial cuando no era contra ti. Se giró hacia Kimi y habló con una voz extrañamente tranquila:

    - Darkshadow, esta mujer dice que agrediste a tres caballeros esta noche en el bosque. ¿Es eso cierto?

    La chica miró una vez a Sather y otra a Stern y negó despacio con la cabeza. Stern parecía fuera de sí.

    - ¡Rata mentirosa!- Gritó.- ¡Deja de mentir!

    En ese momento, Kimi decidió que era la ocasión de aplicar lo aprendido en largos años de actuación para evitar castigos y torturas. Tomó del brazo a Sather y dijo:

    - ¡Es la verdad!- Su voz temblaba.- ¡No miento! ¡Tiene que creerme!

    Stern se giró bruscamente y se dirigió hacia los estudiantes, que se pegaron aún más contra las paredes para evitarla, alargó un brazo y sacó a un chico. Kimi lo reconoció rápidamente como Ethan, el cabecilla y , entonces, comprendió la verdadera razón del enfado de Stern. Ahora que los veía juntos era obvio que aquel chico era su hijo. La capitana lo arrastró y le preguntó:

    - ¿Es o no es la chica que os hizo esto?
    - Mamá yo...
    - ¡Te tengo dicho que no me llames mamá!¡Ahora contesta!

     Aunque hasta ese momento, Kimi se había sentido complacida por los efectos causados por la Banshee y la cara de sorpresa del chico frente a su falta de heridas, ahora no podía sentirse más que solidaria para con él. No le culpo por asentir con la cabeza, probablemente ella en su lugar hubiera obrado igual. Stern sonrió triunfal.

    - Ahí lo tiene.- Señalo a Ethan.- Ahora entréguela y me la llevaré a someterla a un interrogatorio.

    La niña retrocedió, bajo ningún concepto iba a irse con esa mujer. Si intentaba agarrarla se vería obligada a salir por la fuerza de allí. Pero Sather se interpuso entre Kimi y la capitana.

    - Usted no se llevará a nadie.- Repuso.
    - ¡Pero es su palabra contra la de mi chico!
    - ¿Y por qué iba a valer más su palabra que la de mi estudiante?Hoy se está celebrando una fiesta aquí, como puede ver está todo decorado, y los demás estudiantes dicen que Darkshadow no se ha movido de aquí en toda la tarde.
    - ¿Una fiesta? Que conveniente ¿No cree?
    - No veo la razón. Este año las nevadas se van a adelantar así que las vacaciones de navidad se darán antes.
    -...
    - ¿Se ha quedado sin más preguntas? En ese caso comenzare yo. En primer lugar, ¿Qué podría llevar a una niña pequeña al bosque a estas horas?

    La cara de la capitana era un poema. Con un escalofrío Kimi comprendió que estaba enterada de lo de la nota, y probablemente también de lo de Simon. Entonces, un carraspeo rompió el silencio que había caído en la sala. Todos se giraron para ver al mismísimo director abrirse paso entre los alumnos. Iba con su típica camiseta de flores hawaianas y sus bermudas, no parecía importunarle el frío. Sostenía un vaso con un líquido morado en una mano y un papel en la otra. Enseguida Kimi reconoció como la nota, no sabía como había llegado a sus manos, pero no tenía dudas. El director llegó hasta el grupo y explicó:

    - Esta tarde, la señorita Monroe vino acompañando a la señorita Darkshadow. Ambas estaban muy preocupadas. Tras un rato, Darkshadow, con lágrimas en los ojos, me confesó que le habían entregado una nota en la que le instaban a ir al bosque esta noche. Obviamente, en mi posición como profesor, les aconsejé que no fueran. Les dije que se quedaran en la residencia festejando las vacaciones de navidad y decidí acudir a la fiesta para asegurarme de que seguían mi consejo. Miré tome y léala.

    La capitana palideció cuando el director le alargó el arrugado papel. Lo cogió sin mirarlo, Kimi estaba segura de que no le hacía falta leerla para saber que ponía.

    - Miré...-Dijo el director, su tono de voz era calmado, pero traslucía cierto matiz peligroso.- Es muy tarde y ha interrumpido la fiesta de los chicos. ¿Por qué no olvidamos todo y nos vamos cada uno a su casa? Personalmente creo que será lo mas adecuado. Puede quedarse la nota.- Añadió.- Guardo una copia en mi escritorio.

    Stern asintió, no parecía consciente de sus actos. Se giró y camino hacia la salida seguida muy de cerca por Ethan y los otros dos chicos. Sin embargo, justo en el umbral se paró de golpe y señalo a Kimi.

    - Esta vez te has librado. Pero dame un solo motivo, sucia rata callejera, y te meteré en el calabozo más horrible que tenga.
    - Ya conozco el método de interrogatorio de los caballeros.- Replicó el director.- Y te aseguró que hoy, al menos, la pequeña Darkshadow no los probará.

    Contemplaron como la mujer se daba media vuelta y desaparecía a través del umbral. Como si se hubieran puesto de acuerdo, todos los estudiantes, Kimi incluida, suspiraron aliviados a la vez. El director sonrió complacido y se elevó unos pocos centímetros.

    - Bueno creo que esto era una fiesta.- Dijo sonriendo y ordenó.- ¡Así que festejemos!

    Y los alumnos cumplieron agradecidos la orden, una melodía se elevó en la sala y las risas volvieron a fluir.  Mike y Will bailaban con unas gemelas de un curso superior. Allera se quitaba a los pretendientes de encima y empujó Erika hacia Enric para que bailaran. La chica del pelo azul se disculpó por separarse de Kimi y fue a bailar con él. De repente la chica se vio un vaso del líquido morado, que resulto ser zumo, en una mano y un gorrito de fiesta en la cabeza. Liam se rió de ella y alegó que estaba "adorable" pero que el no bailaba. Kimi le golpeó suavemente y se sentó con Melody, que la miraba con admiración, y Alysa. No recordaba haber cantado nunca pero aquella noche lo hizo, junto con la chica banshee y la joven morena, rió,cantó y celebró hasta que la fiesta terminó.

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