jueves, 18 de diciembre de 2014

Ellendor 1 (Obsidiana)

 
    Hoy empiezo una nueva serie a la cual ya llevaba tiempo dándole vueltas. El título todavía no lo tengo escogido del todo y este no me convence. Probablemente, lo cambie más adelante. En fin, sin mas dilación, allá va. Espero que os guste. Wattpad :Ellendor

       El fuerte golpe de las puertas de madera contra la dura pared de piedra resonó en toda la sala. Esta, que hasta entonces había estado sumida en las confusas conversaciones entre la multitud de magos presente se convirtió en un profundo silencio. Era principio de curso en la academia de Ellendor. Por lo cual el salón estaba lleno de aprendices, reuniéndose entre ellos, y magos ya adultos, curiosos por ver a los novatos de este año.


     En el umbral de la puerta, se recortaban dos figuras. A medida que iban avanzando, la gente se apartaba para dejarlas pasar. Era una mujer y un niño. Ella era alta y esbelta. Caminaba con gracilidad, como ejecutando un baile. Sin embargo, imponía cierta autoridad al andar. Tenía su melena rubia platino cortada a la altura de los hombros. El flequillo, cortado en línea recta justo por encima de sus ojos azules. Cuando se detuvo, recorrió con la mirada el lugar. Parecía que buscara a alguien.


      - ¿Dónde está Arc? - Su voz era suave y armónica.

      Finalmente, de entre el gentío, apareció un hombre abriéndose paso. A duras penas, logró llegar hasta la mujer.
 
      - ¡Erial! - Exclamó.- Cuanto tiempo sin verte... El director debe estar arriba, en su despacho ¿Recuerdas como se llegaba?

      - ¡Pues claro!

       Se agachó y le dijo algo a su acompañante al oído. Acto seguido, se fue andando rápidamente. El círculo se rompió el tiempo justo para dejarla pasar y, al instante, se volvieron a congregar en torno al niño.
       Sin Erial, el pequeño destacaba más. Su edad debía rondar los diez años. Decir que su aspecto era desaliñado era quedarse corto. Tenía el cabello castaño sucio,corto y alborotado. El pelo le caía sobre sus ojos verdes. Que miraban un punto fijo a su alrededor. Era tan pálido que parecía no haber visto la luz del sol nunca. Sus ropas grises, camiseta y pantalón corto, estaban desgarradas y llenas de barro. Completaba su atuendo con unas botas negras rotas en la puntera.

       - ¿Quién eres?¿De dónde vienes?

       Enfocó la mirada, la voz provenía de un niño que se había adelantado. Tenía una media sonrisa en el rostro.

      - ¿Puedes repetir? No te estaba prestando atención. - Su voz reveló que no era un niño, era una niña.
      - ¿Qué como te llamas? - Dijo gritando, como si le estuviera hablando a un sordo.
      - ¿Por qué gritas? No soy sorda
      - ¿No lo eres?¿Tal vez retrasada?- Preguntó tras un pequeño silencio.
      - No más que tú.

       Se oyó una serie de risitas entre los presentes. El niño se puso rojo de furia. La niña percibió movimientos a su alrededor. Dos a los lados y uno atrás. La estaban rodeando. Decidió ganar algo de tiempo.
   
      - No deberías hablarme así.- Le advirtió.
      - Explícame por qué.
      - Soy uno de los aprendices más talentosos de Ellendor.
      - ¿De verás? He visto niveles más altos de magia.
      - ¿En serio? Tú no podrías vencerme.
      - No busco pelea...
      - Mala suerte, la has encontrado.

       Como respuesta, simplemente, se encogió de hombros. Entonces, el chico cargó contra ella. En el último momento, se echo hacia un lado y lo esquivó. Ojeó a los demás enemigos. Dos chicas y un chico. Parecía que no se iban a mover. Puede que la hubieran subestimado.
   
      - No busco pelea.- Repitió.

      El niño volvió a cargar. Esta vez suspiró. Volvió a repetir el movimiento anterior. Salvo que, al encontrarse de espaldas, le propinó un codazo en la espalda que le hizo caer al suelo y  recorrer unos metros deslizándose. En ese momento, el otro chico atacó. A este, le hundió un puño en el estómago con tal fuerza que salió rebotado y cayó boqueando al suelo. "¿Está gente no sabe usar magia?" se preguntó. La respuesta se la proporcionó la primera chica que atacó. Se transformo en una mujer-gato antes de lanzarse. A pesar de la velocidad de sus zarpazos, no lograba tocar a la niña. Que los esquivaba con agilidad. En un momento dado vio una apertura entre sus ataques y la aprovechó. Le golpeó en la barbilla con la palma abierta. Se elevó unos metros en el aire y cayó inconsciente. "Y solo queda una" Pensó volviéndose contra su contrincante. Está, tenía una mano apoyada en el filo de una daga que sostenía con la otra. Recitó algo mientras la deslizaba y creció hasta transformarse en una espada. Se miraron entre ellas.Su cuerpo ya había alcanzado la tensión necesaria para una buena pelea. Lentamente, la niña se agachó y metió su mano derecha en una bota. Sacó un gran cuchillo de ella. Lo sostuvo con firmeza esperando una acometida que no se hizo de rogar. Desde la primera estocada, advirtió que su enemiga era una gran espadachina y que si el combate se alargaba no tardaría en hundir su espada en su propia carne. Por eso ejecutó un movimiento muy arriesgado. Se cambio el cuchillo de mano, le desvió la estocada hacia su izquierda y cerró su puño derecho para golpearla en la cara con todas sus fuerzas.

        Recorrió media habitación describiendo un arco ante las miradas atónitas de los presentes y cayó en una mesa. La niña, se quedó contemplando la escena un rato.  De repente, se oyó una gran explosión. Al lado de la mesa, había un chico mayor.

        - ¿Quién ha sido?- Gritó.-¿Quién ha tenido la desfachatez de despertarme?

        Entonces, se fijo en ella. Está se estremeció aunque se rostro no dio señales de ello. Percibía que la magia se arremolinaba alrededor de ese chico. Sonrió para sus adentros. Erial jamás la dejaba luchar con magia a no ser que fuera una emergencia. Por fin podía dar rienda suelta a su poder. Sintió una descarga de poder cuando sacó una tarjeta dorada del interior de su bolsillo. Su mente contactó con el espíritu de la carta. Estaba desperezándose, impaciente por salir. Notaba la magia recorriendo sus venas. El aire enrarecido por el inminente choque de poder. La respiración contenida de los magos presentes. Las nubes negras que se iban formando alrededor del chico.

         El chico alzó una mano, y al instante, las nubes volaron hacia ella. Al mismo tiempo, unas llamas rojas salieron de la tarjeta. Estaban a punto de colisionar cuando... Se desvanecieron ambos ataques. Las miradas perplejas de los contendientes se cruzaron antes de que un grito resonara en la sala.

         - ¡Kimi! - Erial avanzaba entre la multitud.


       

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