lunes, 22 de junio de 2015

Ellendor 8 (Obsidiana)

    Advertencia, este capítulo me va a quedar un poco largo y puede que meta algún taco salvaje y me pase con la violencia un poco. Bueno, lo de siempre, comentarios se agradecen y gracias por leer. 

    Kimi se recostó sobre la pared debajo de la ventana de la biblioteca. Estaba en el último piso, había descubierto que allí nadie la molestaba. También había descubierto que le tenía pavor a las alturas. La vista se le nublaba y la cabeza le daba vueltas. Pero si no se acercaba a la barandilla plateada no había problema. Además, creía firmemente que podía superarlo concentrándose lo suficiente. "En la oscuridad, esto, no pasaba" Se decía. Y era cierto, puede que fuera porque nunca se había percatado de la profundidad de los barrancos. Pero el caso es que ahora no se podía acercar a ningún lugar en el que pudiera ver que estaba a gran altura. "En fin" Se resignó "Otro miedo más que añadir a la lista".
 

    Era muy temprano, dado que tenía poco tiempo para solucionar su problema, decidió subir a la biblioteca antes de que Erika se levantara en vez de ir a pasear. De todas formas, tampoco había dormido mucho debido al dichoso gato de Erika, el cuál le odiaba. Había pasado media noche molestando hasta que agotó la paciencia de Kimi y casi acaba reducido a cenizas. Al final y gracias a la intervención de Erika simplemente le hizo un encantamiento para dormir. Empezaba a sentir ansiedad ¿Y si no lo lograba a tiempo? Se le había ocurrido hasta hacer una ilusión e hipnotizar a todos. Ahora estaba sentada en el suelo tapada con una manta y con la espalda apoyada en la pared. Llevaba un atuendo cómodo. Sudadera negra y pantalones grises largos. También llevaba unas deportivas. A su alrededor reposaban libros abiertos, hojas con apuntes y pilas de tomos para leer. También tenía la Bola Elemental a su lado. A sus espaldas se podía ver el cielo encapotado. Erial le había comentado que probablemente no se despejaría hasta la primavera y le había explicado qué era la lluvia. A su manera. "Agua que cae desde el firmamento" Dijo. "Aterrador" Sentenció Kimi. Ahora la espíritu estaba sentada en una silla hojeando un libro. Vestía su sempiterno atuendo humano. Camiseta azul y falda gris vaporosa. Parecía no importarle la temperatura.

     Desgraciadamente, y tras un par de horas de búsqueda, no había encontrado nada. Había tenido una conversación con Erial la noche anterior para decidir que hacer. Ella soltó un par de maldiciones y comentó que no se esperaba tener que afrontar ese problema tan pronto. Al final decidió que el aprendizaje del segundo elemento de Kimi debía adelantarse. Y allí estaban. Buscando información.

    Leía "Doble elemento" cuando oyó que alguien subía por las escaleras. Erial y ella cruzaron una rápida mirada y la mujer desapareció envuelta en una luz dorada. Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza. Temió lo peor. Era el momento perfecto para que "Ellos" se la llevaran. Temprano, en un sitio poco frecuentado, nadie notaría nada hasta que fuera demasiado tarde. Kimi se puso en guardia, lentamente deslizó la mano hasta la deportiva derecha hasta rozar la empuñadura de su daga. El brazo izquierdo lo levanto extendido y abrió completamente la mano mientras ideaba una estrategia para salir de allí. No se iba a entregar por las buenas. Los pasos se oían cada vez más y más cerca. Hasta que una cabellera blanca apareció por las escaleras.

    - ¡Liam! - Dijo volviendo a su posición normal.

    El chico dio un respingo al oír su voz.

    - ¿Kimi? ¿Qué haces aquí?
    - Investigar. ¿Tú?
    - Lo mismo.

    Se sentó a su lado y se tapó con la manta también.
 
    - Y... ¿Sobre que investigas? .-Preguntó.
    - ... ¿Tú?
    - Yo pregunte antes.

    Kimi suspiró. No creía que decirle algo podría afectarla en alguna manera negativa.

    - Como dominar otro elemento.

    Liam soltó una risita.

   - ¿No crees que vas muy rápido joven aprendiz? No sabes controlar uno y buscas como dominar otro.
   - Nunca se sabe.- Respondió encogiéndose de hombros.- ¿Y tú? ¿Qué buscas?

    Liam echo la cabeza hacia detrás antes de contestar.

   - Tu sabes que yo no soy un maestro del Agua porque me falta un hechizo final ¿Verdad? Pues he pensado que en esta biblioteca se esconden libros muy antiguos, así que es posible que en alguno de ellos se esconda un hechizo final del Agua. Sin embargo es un trabajo lento y pesado porque tengo que buscar en libros escritos en lengua antigua en su mayoría y tardo bastante en traducirlos. Ahora me arrepiento de no haber prestado atención en clase.- Entonces pareció recordar algo y sonrió maliciosamente.- Como cierta alumna de primer año expulsada de clase de Lengua Antigua.

    Kimi le pegó un puñetazo suave en el hombro mientras Liam reía. Luego echó a su vez la cabeza hacia atrás. Ahora ambos miraban al techo donde algunos libros revoloteaban.

    - Al menos yo sé leer la Lengua Antigua.- Respondió sonriendo, y ante la fingida cara afligida de Liam continuó.- Sin embargo, esto parece una casualidad traída por los dioses. Tu necesitas un traductor y yo alguien que me enseñe a dominar un segundo elemento.
    - Hmm...- Liam ladeó la cabeza pensativo.- Esta bien. Acepto. Dame un abrazo para cerrar el trato.- Dijo sonriendo.
    - Si me abrazas saldrás por la ventana.

    Kimi no se acababa de acostumbrar al contacto humano. Había visto besos y abrazos durante sus paseos por Amatista y le costaba asimilarlo. Además el joven le ponía nerviosa de alguna forma, sobre todo cuando sus ojos grises se encontraban con los suyos verdes. Tenía la misma edad que Lucien, unos 15 años y le recordaba a él. Eso también le molestaba. Que le recordara constantemente a la única persona que llego a admirar y tal vez la única por la cuál hubiera sacrificado su vida. "Qué irónico que todo acabó así" Liam rió.

    - Un apretón de manos entonces.- Dijo sonriendo. Cuando Kimi le dio la mano comentó.- ¿Supongo que no hará falta que diga que esto debe mantenerse en secreto?
    - Te lo iba a decir yo ahora.

    Después de esto Liam se levantó y se puso a rebuscar en la estantería. La búsqueda de hechizos finales también le resultaba útil a Kimi. Sabía que era improbable encontrar siquiera el que buscaba Liam pero si por causalidad encontraba el de la Oscuridad... No lo iba a desaprovechar.


    Llevaban un buen rato de infructuoso registro de libros cuando decidieron dejarlo. No habían dado con nada interesante aparte de un conjuro para cambiar algo de color. Kimi se prometió usarlo con cierto gato pesado si volvía a molestar. No eran más de las nueve así que supuso que, dado que hoy tenían misión, Erika había madrugado en fin de semana y la estaría esperando en el comedor. De todas formas, le había dejado una nota.

    - Es cierto... Hoy tenías un trabajo ¿Verdad? - Dijo el chico mientras se dirigían al comedor.
    - Como corren los rumores en esta academia...
    - Yo me entero de todo lo que pasa aquí. Ventajas de estar la mayor parte del tiempo en el despacho de la señora Sather o del director Mercel. Bueno, lo que te quería decir.- Bajó la voz hasta convertirla en un susurro.- El otro día asistí a una conversación interesante entre Sather y Mercel. Hablaban de que hay "Cazadores de Personas" campando por el bosque. Esclavistas.- Añadió ante la cara de incomprensión de Kimi.- Esa es la primera razón por la que puso tantas trabas a que salierais. En fin... Quería que lo supieras. Para que tengáis cuidado y todo eso. No quisiera que os pasara nada malo.
    - Comprendo.

    En el comedor desayuno con Erika, que le hecho una reprimenda por desaparecer. No escuchaba los "Deje una nota" de Kimi para nada. Cuando Erika se calmó Kimi le contó lo de los esclavistas que rondaban por el bosque. Ella puso cara de preocupación y luego sonrío y dijo: "Bueno, si voy con alguien tan fuerte como tú seguro que no me pasa nada". "Inconsciente" Pensó Kimi a modo de respuesta.


    Erika le recordó por enésima vez el plan a seguir mientras salían de Amatista.

   - Es simple, llegaremos a la granja de Spluffels, que tampoco está tan lejos, y pediremos la lana. Pagaremos con el dinero que nos ha dado el dueño de la tienda que, por cierto llevo yo dado que alguien es una descuidada que se lo va dejando en cualquier parte y fijo lo acabaría perdiendo.- Pausa para fulminar a Kimi con la mirada la cuál bufó.- Después tú lo teletransportaras a la tienda con un conjuro...
    - Ya me estás encargando el trabajo sucio.- Interrumpió Kimi.
    - Tu carta. Tu esfuerzo. Y luego volveremos sanas y salvas a Amatista.-Terminó.
    - Si no nos come un lobo, oso, demonio o algo.
    - ¡Kimi!
    - O no nos secuestran claro. Lo olvidaba.
    - ¡Kimi! ¡No seas ceniza!
    - Tranquila. No hay de que preocuparse.- Sonrió.- Yo te protejo.
    - Que alivio.- Respondió con sarcasmo Erika.

    Rieron. Ya estaban cerca del bosque.

    - ¡Un momento!- Dijo Erika parando de golpe.
    - ¿¡Que pasa!? - Gritó Kimi.
    - Acabo de darme cuenta de algo.
    - ¿Que no soy la única despistada que se deja cosas tras de si?- Se encogió de hombros.- Esta bien... Volvamos a recoger lo que te has dejado.
    - No es eso. Es que llevo viviendo y hablando contigo un mes entero y es la primera vez que bromeas y te ríes de verdad. Si no te conociera... Diría que... Estás de buen humor.

    Kimi se sorprendió. Era cierto. No sabía que le estaba pasando pero algo en su interior estaba cambiando. Por primera vez en su vida tenía ganas de reír y estaba de eso que Erika decía. De buen humor. Asintió.

    - Increíble. Dentro de poco hasta harás las paces con Alysa y Allera.
    - Eso nunca.

    Con todo, habían llegado al bosque. Kimi recordaba haberlo atravesado para llegar a Amatista. A pesar de su espesura, estaba surcado por varios y bien cuidados senderos. Además cada encrucijada estaba señalizada. Era imposible perderse. "Menos para Erial". Pensó Kimi.

    Como si la hubiera invocado, Erial salió de la carta. Vestida como siempre.

    - Hola a todos. Seguro que necesitan ayuda en su primera misión. Bien, la genial Erial les ayudara a solventar sus problemas, lo primero que deben recordar es: No perder el Norte.- Dijo señalando a un lado.
    - Erial...- Interrumpió Kimi.- Eso es el Sur.- Dijo enseñándole una brújula reparada apenas unas horas.
    - Ejem... Era para ver si estaban atentas. Pero esta vez, la maravillosa espíritu de curación les guiará.
    - Erial... Si nos guías tú... Lo más probable es que acabemos en la otra punta del mundo.
    - Detecto un problema sobre mis dotes de orientación.
    - La última vez que estuvimos es ese bosque ni leías las señales. Era un camino recto y dimos vueltas durante horas hasta salir de allí.
    - ¿Pero salimos no?
    - Porque nos ayudó un campesino.

    Ante esto Erial se giró enfadada y desapareció.

   - ¿Está bien? .- Preguntó Erika preocupada mientras entraban.
   - Sí. Se le pasará en un rato. De todas formas no le viene mal que alguien le rebaje su ego de vez en cuando.

    Comenzaron a andar por el bosque.

   - Oye Kimi. Te quería preguntar. ¿Por qué Erial sale cuando quiere de su carta? Se supone que tu controlas a tus espíritus. Y tampoco veo que Draco, por ejemplo, lo haga.
   - Erial es de los pocos espíritus que pueden salir a voluntad de su carta. Draco no puede, de todas formas es un gruñón y si saliera lo destrozaría todo solo porque esta aburrido.
   - Entonces os llevaréis bien.- Sonrió.- Se ve que quieres mucho a Erial.
   - Es uno de los espíritus que me legó mi madre. Junto con Draco y Wallen. Es muy útil sin embargo no es muy humilde que digamos.
   - Nunca hablas de tu madre. Ni de tu familia en general.

    Se encogió de hombros.

   - Tanto mejor.
   - Una relación difícil ¿No?
   - Se podría decir así.

   La verdad es que era más que eso, pero no le gustaba pensar en ello. La gran mayoría de sus "recuerdos familiares" eran malos. Apenas se salvaban uno o dos. Y esos estaban confusos, como sumergidos en una densa niebla.

    El camino hasta la granja transcurrió sin percances. Kimi recitó "Radar". Un hechizo que informaba de cada cosa extraña en un radio que dependía del mago. Decidió reducirlo hasta un kilómetro debido a que estaban en un bosque y cada conejo, ciervo o animal en general lo hacía saltar. Aún así, lo mantuvo todo el viaje, no quería problemas. Sin embargo notó algo raro, había pocos animales en la zona. La última vez que estuvo con Erial, parecía rebosante de vida.

    La granja de Spluffels consistía en una casa grande erigida en una gran llanura detrás del bosque. A su alrededor había rediles donde los Spluffels pastaban alegremente. Un par de pastores vigilaban al rebaño.

    Los Spluffels son parecidos a ovejas. Les diferencian que los Spluffels son más grandes, tienen la lana de colores y les gusta flotar alegremente por el aire. Siguiendo las corrientes de aire. Tienen carácter amigable y no suelen enfadarse.

    Después de la compra y posterior envío de la lana. Realizado por una Kimi que volvió a mencionar lo de dejarle el trabajo sucio a ella. Erika y Erial, que se había auto-invocado, se pusieron a jugar con unos pequeños Spluffels mientras Kimi inspeccionaba la carta de Nebu. Había aparecido justo después de enviar la lana. Ya lo había invocado para comprobar si funcionaba. No sería la primera carta rota que veía. Nebu era un pequeño mono negro, tenía una voz chillona y estaba muy feliz por haber encontrado a un dueño. Había descrito su poder como: "La capacidad de crear una cúpula completamente opaca irrompible desde dentro". Parecía ser que las dimensiones variaban según el poder del invocador. No le importaba que su cúpula fuera frágil desde fuera. Lo podría combinar con Wallen. A ella le importaba una cúpula que no dejara ver nada desde fuera. Pensaba que podría ser perfecta para usar su poder lejos de miradas indiscretas.

    - Hey pequeña.- Una voz la sacó de sus pensamientos.

    El granjero se acercaba a ella. Era un hombre grande, parecía un oso. Llevaba un gran sombrero de paja viejo y una camiseta de cuadros con un mono vaquero. "Bastante normal" Pensó Kimi.

    - Llevo ya un buen rato pensando de que me sonabas .- Empezó.- Y cuando he visto a Erial he caído por fin. ¿Conoces a Catleya?

    Kimi estrechó los ojos y negó lentamente con la cabeza.

    - ¿Segura?- Preguntó.- Es una lástima, estoy seguro de que debes ser su hija o algo así. Te pareces mucho a ella.
    - ¿Cómo lo ha...?
    - Al principio no estaba seguro pero ver a Erial ha sido la clave. ¿A quién más le podría dejar Catleya su espíritu favorito? Solo a un hijo. ¿Por qué me has mentido? ¿Qué tal esta?
    - No mentía. Nunca la conocí. Ni siquiera sé si esta viva...o no.
    - ¡Oh! Es una pena. Bueno, Catleya es una gran mujer. Siempre alegre y gentil con las personas. Una maga poderosa que no dudaba en ayudar a quién lo necesitara. Te pareces a ella. Mismo color de pelo, misma forma de invocar... Sin embargo, ella simplemente desapareció un día. ¡Ah! Acabo de recordar... ¿Qué tal está tu hermano?
    - ¿Her... Hermano?- Esa pregunta le había sorprendido.
    - Sí. Ella tenía un niño pequeño. Muy revoltoso. Lo trajo aquí una vez.
    - Tampoco sé nada de él.
    - Separada de tu familia ¿Verdad? Eso es duro, lo sé. Yo también soy huérfano. Pero al final, depende de ti descubrir en que te conviertes. Además, tú todavía tienes la esperanza de encontrarlos.
    - Sí...

    Después de un rato más de conversación, se fueron de la granja. Ya estaban más o menos por la mitad del bosque y Kimi se estaba poniendo nerviosa. Estaba segura de que las seguían, pero cuando se giraba no veía nada. Un par de veces vio siluetas por el rabillo del ojo. No había hecho "Radar" está vez porque no quería alarmar a Erika. La veía demasiado feliz como para empañar su humor. Pero cada vez sus nervios estaban más a flor de piel. Empezaba a temer que fuera un animal y que lo fulminara por error. Al final decidió que debía estar paranoica.

    Al cabo de un rato, tuvieron que parar. Erika estaba cansada. No acostumbraba a caminar largas distancias. Vio un arroyo y dijo que iba a meter los pies en el agua un rato antes de internarse entre los arboles.

    Entretanto, Kimi sacó su Bola Elemental del bolsillo. Liam había cumplido. Le había dado consejos para dominar otro elemento:

    "Lo primero que debes tener en cuenta es la rueda elemental. En ella dicen la afinidad que tiene un elemento con otro. Por ejemplo, a los Elementales del Agua nos cuesta dominar el Fuego. Solo los elementales de la Oscuridad y de la Luz, que se encuentran en el centro, tienen la misma afinidad con todos los elementos menos con el contrario. Luz no puede dominar Oscuridad y viceversa. Bien, lo segundo es encontrar una conexión entre el elemento que ya dominas y el que deseas dominar. En mi caso se podría decir que el agua al evaporarse se encuentra en el aire. En resumen, debes encontrar el Elemental de otro elemento que reside en ti"

    Kimi sostuvo la Bola y cerró los ojos. Se concentró en encontrar la conexión. Decidió dominar el fuego, era destructivo y consumía todo, como la oscuridad. Esa era la conexión. Visualizó el Elemental del Fuego dentro de ella y lo mantuvo en su mente mientras proyectaba su magia. Estaba muy nerviosa. Hubiera rezado a todos los dioses para que la bola cambiara de color si no estuviera totalmente concentrada.

    Cuando sintió la bola tibia abrió un ojo asustada. Una risa nerviosa escapó de entre sus labios. La bola se veía de color granate muy oscuro. No era rojo fuego pero era un principio.

    Entonces se percató de algo. ¿Cuánto tiempo llevaba Erika en el arroyo? La carne se le puso de gallina del miedo. Su corazón latía con fuerza. Miró a todos los lados. Sacó rápidamente su cuchillo de la deportiva. ¿Por qué no se había dado cuenta antes? Solo se oía silencio. De repente, un gritó rasgó la tensión.

    Kimi no lo dudo. Conjuró "Radar" y salió corriendo tras el rastro de magia de Erika. "Lo sabía" Se decía "Soy una estúpida. ¿Desde cuando soy tan descuidada? Mierda... si "ellos" se la han llevado ya estará muerta"  Maldijo un par de veces más. Finalmente salió a un claro donde estaban Erika y sus captores.

    Eran tres en total más la cautiva. Uno de ellos tapaba la boca de Erika para que no chillara y con la otra sostenía una navaja apoyada en la garganta de la joven. Los ojos azules de la chica estaban empapados en lágrimas. Los otros dos estaban a ambos lados del primer hombre. Un vistazo la alivió. Solo eran esclavistas. Kimi salió de entre los arboles y apuntó con el cuchillo al primer hombre.

    - Suelta a la chica.

    Estaba muy enfadada. Sentía rabia contra ella misma por no haber sido más precavida. Y, si los hombres le daban motivo, no dudaría en pagar su ira con ellos. Se metió en la mente de Erika para tranquilizarla.

    - Baja el arma, sé una buena chica y no le haremos daño a tu amiga.- El hombre sujeto con más fuerza la navaja.

    "Kimi no les hagas caso" La voz de Erika sonó en su mente. "Tranquila" Contestó Kimi " No te va a pasar nada. Si me entrego acabaremos de esclavas en algún lugar asqueroso. Erika, yo me encargo"
    - Si sueltas ahora a la chica puede que te deje con vida.

    El hombre soltó una risotada.

    - Mirad a la niña. Cree que nos puede hacer algo.
    - Por última vez. Soltad a la chica y vuestra muerte será rápida e indolora.
    - ¿Y si no qué?

    Kimi suspiró cansada.

    - No digáis que no os lo advertí.

    "Erika, cuando el hombre te suelte, ponte a salvo" La voz de Kimi sonó en la mente de Erika antes de que ella despareciera.

    El hombre de la derecha comenzó a reír nerviosamente. El que sujetaba a Erika le susurró que su amiga le había abandonado. Entonces, una voz comenzó a sonar en la mente de los esclavistas. Entonaba un cántico. "En la oscuridad del abismo, solo los demonios bailan. En la oscuridad los demonios cantan. Nadie nos ve. Nadie nos oye. Hasta que es tarde para salvarse" En realidad la canción era más larga pero Kimi no los consideraba dignos de oír la canción de batalla del abismo entera.

    De repente, Kimi apareció detrás del hombre del medio. Hubo un relámpago plateado. El brazo que sostenía la navaja cayó al suelo chorreando sangre. Había sido cortado con un tajo limpio. Erika salió corriendo mientras el hombre gritaba y profería maldiciones. Los otros dos se quedaron en shock con una expresión de horror en la cara. Antes de que se recuperaran Kimi apoyó la daga, ya teñida de rojo en la garganta de su contrincante y la rajó con un movimiento limpio. El hombre cayó al suelo desangrándose. En ese momento Kimi volvió a desaparecer, para entonces uno de los otros dos ya se había recuperado y corría hacia su compañero.

    - Grave error.

    Oyó la voz de Kimi en su oído antes mirar a su pecho para descubrir que la niña le había clavado la daga con las dos manos entre las costillas. El último hombre, ya aterrorizado por la matanza. Se dio media vuelta y empezó a correr. La chica lo oyó. Giró la daga y la sacó. El hombre cayó junto a su compañero. Kimi se giró con el cuchillo y lo lanzó. El esclavista que faltaba no llego a dar dos pasos en su desesperada huida antes de que se clavara entre sus omóplatos.

    Buscó a Erika con la mirada. Estaba agazapada en la base de un árbol. Temblaba. Kimi se acercó corriendo.  Se puso de cuclillas junto a ella.

    - ¡Erika! ¿Estás bien? No te han hecho daño ¿Verdad?

    La joven de pelo azul levantó la cabeza y la miró con sus ojos llorosos. Kimi detectó el miedo en sus ojos. Ahora que lo pensaba... Debía mostrar un aspecto aterrador. Cubierta de sangre y causante de la masacre que había detrás de ella. De repente Erika se abalanzó sobre ella y la abrazó. Ante la cara de sorpresa de Kimi. Nunca la había abrazado nadie aparte de Erial.

    - Es... estoy bien.- Logró balbucear. Entonces miró detrás de Kimi.- ¿¡Qué has hecho!?.- Gritó. Parecía recuperada de su miedo por completo.
    - Salvarte la vida.
    - ¡Los has matado!
    - No... Todavía no están muertos.- Señalo con el pulgar hacia detrás.- Se están desangrando.
    - ¡Entonces los podemos salvar!

    Se puso en pie y se dirigió hacia los hombres que estuvieron a punto de secuestrarla. Se agachó.

    - ¡Kimi!- Chilló.- ¡Siguen con vida!
    - ¿Y?

    Se acercó a ella.

    - ¡Podemos salvarlos! ¡Invoca a Erial! ¡Rápido!
    - ¿Quieres salvarlos?
    - ¡Por favor date prisa!

    Kimi suspiró. "Jamás comprenderé a estás personas" Pensó mientras extraía la carta dorada de Erial.


     - ¿Por qué?

    Kimi no se pudo contener a preguntarle. Erial había iniciado el proceso de curación. Los hombres estaban envueltos en una luz dorada mientras sus heridas se curaban. Las niñas se habían sentado y Kimi estaba recitando un hechizo de limpieza para quitar toda la sangre de su ropa.

    - ¿Por qué "qué"?
    - ¿Por qué salvarlos?
    - Nadie merece morir.
    - Ellos eran malos.
    - ¿Como saber si alguien es malo o bueno? No somos quien para juzgar el corazón de las personas. Creo... que todos somos como somos por algo. Puede que ellos sean así porque les hicieron ser así. Al igual que creo que eres una pequeña psicópata por algún trauma de tu pasado.- Rió levemente y luego volvió a poner cara seria.- De todas formas... No debes matar ¿A ti te gustaría que te matarán fríamente?
    - Ellos murieron por ser débiles.
    - ¿Y si alguna vez encuentras a alguien más fuerte que tú?
    - Eventualmente, surgirá alguien más fuerte que yo. Es inevitable. Es mi deber sobreponerme y superarlo.
    - Kimi...Matar está mal.
    - ¿Por qué?
    - Quitar una vida es algo terrible. Jamás debes negar a alguien la gracia de la vida. Prométeme que no volverás a matar.

    Kimi abrió mucho los ojos. No volver a matar... A ella no le gustaba matar. Matar o no hacerlo. Le era indiferente. Aunque jamás, en 10 años de vida, le habían dado razones para no asesinar. Asintió.

    - Está bien. No volveré a matar. Lo juró.
    - Heeeeeeey chicas.- Erial interrumpió el momento.- Lo he logrado. Estaban muy graves pero lo he vuelto a hacer.

    Los hombres se levantaban lentamente. Era obvio que cuando se les pasará la confusión volverían a atacar.

    - ¿Que hacemos?.- Preguntó Erika mientras se levantaban.
    - Tranquila. Déjamelo a mí.

    Avanzó con decisión. Los hombres ya se habían recuperado. Kimi esperaba que Erika no se diera cuenta de lo que iba a hacer. Tomó aire. El encantamiento que iba a hacer era simple. "Control mental parcial"  hechizo de la oscuridad de nivel 4. Parecido al "Control mental total"pero más fácil. Lo único complejo era hacerlo sobre tres personas a la vez. La cosa consistía en tomar control de sus mentes durante un lapso de tiempo y darles órdenes que debían cumplir. La principal diferencia con el otro hechizo residía en que con el otro podía tomar el control de sus mentes cuando quisiera. Pero le llevaría mas tiempo y esfuerzo.

    Comenzó a recitar mentalmente el conjuro. Miraba fijamente a los hombres que veían estupefactos como esos ojos verdes los atraían irremediablemente. Se hundían lentamente en su profundidad. Ahora se encontraban encerrados en sus propias mentes. No sentían nada. Sus caras reflejaron una calma inmensa. Kimi sonrió. Era el momento de dar las órdenes. Los hombres oyeron una voz en sus mentes, se veían obligados a prestarle atención. A obedecer.

    "Primero: Esperaréis una hora a partir de que nos vayamos. Segundo: Os dirigiréis a el cuartel general de la milicia en Amatista y confesaréis vuestros crímenes. Tercero: Olvidaréis lo que ha pasado aquí."

    Dicho esto Kimi se dio media vuelta y le hizo una seña a Erika para irse. Está iba a preguntar que había hecho su amiga pero estaba tan agotada que decidió no hacerlo. No iba a obtener respuestas de todas formas.

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    Domingo a medianoche. Kimi se dejo caer sobre la cama sonriendo. En su escritorio reposaba un periódico cuyos titulares decían: "Cazadores de Personas se entregan a la milicia misteriosamente" Era una noticia que hablaba de tres esclavistas que se habían presenciado en el cuartel de la milicia el sábado por la noche. Confesaron sus delitos, pero no recordaban que les había llevado a hacerlo.

    Llevaba todo el día encerrada en su cuarto. Interrumpida únicamente por Liam llamando para traducir y salidas para comer. Pero sus esfuerzos habían dado su fruto. Ahora estaba tendida en la cama. Notaba que los ojos se le cerraban. Había gastado mucha energía ese día. Miro una última vez a la Bola Elemental que sostenía con su mano derecha. Su sonrisa se hizo más amplia. Presentaba un color rojo brillante.

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