lunes, 24 de noviembre de 2014

Reflexiones ante una vela (Obsidiana)

 Enciendo una vela. Me quedo un rato observándola antes de comenzar a escribir. No sé qué clase de embrujo ejercen sobre mí estas pequeñas torres blancas. Puede que sea su pequeña e incandescente llama. Al principio pequeña, pero que no tarda en crecer. Puede que sea la parafina derretida, que se desliza sensualmente hasta formar un lago blanquecino. Puede que sea las sombras que hacer provocar a los objetos, que por un breve espacio de tiempo cobran vida. Puede que sea la intimidad o el romanticismo que me evoca su cálida flama...
    A mi bolígrafo negro le cuesta deslizarse por el papel. Las musas no acuden hoy a mi llamada. La inspiración me es esquiva y se burla de mí en su huida.
     Miro por la ventana, el manto oscuro ha caído sobre el mundo terrenal. Hoy una capa gris cubre el cielo. No me deja ver los diminutos puntos llameantes del cielo. Tampoco el gran astro que debe su nombre su luminosidad.
     Entonces suena mi móvil. Un mensaje de Rosadelmar92. Al cabo de un rato de conversación le pregunto si quiere hacer un blog conmigo. Acepta. Los constantes pitidos de la conversación me impiden concentrarme en mi blanca hoja de papel. Suspiro, resignada a no poder escribir nada hoy .Y, sin querer, apagó mi vela.

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